domingo, 30 de mayo de 2010

39 años endulzando la vida



A veces no nos damos cuenta que por nuestra vida pasan personas o cosas que están constantemente en todo lo que hacemos, en los desengaños, en las reconciliaciones, en los regalos que llevas a alguien enfermo al hospital, en los cumpleaños.

Pasan sin que nos demos cuenta, pero están ahí, en todos nuestros movimientos.

La pastelería Algueró ha estado presente en mi vida desde que nací. Tengo una foto de mi primer cumpleaños en la que salgo junto a mi padre y el pastel donde está mi primera vela es de esa pastelería.

Por éso hoy es un día triste para mi, porque no concibo la idea de no poder celebrar más cumpleaños sin sus pasteles, de no alegrar a los enfermos con sus bombones, de no atiborrarme a merengue y tocinillos de cielo cuando tenga el día girado. No concibo mi vida sin sus dulces que hacían que por unos instantes se me olvidara el resto del mundo.

El tener que hacer frente a unos gastos que en estos tiempos es imposible afrontarlos ha obligado a cerrar el negocio, y con él, todas nuestras historias que han ido creciendo a lo largo de los 39 años que llevaba abierta.

Mirar hoy sus escaparates vacíos te hacía encoger el alma. Dentro, mi querida Nuri, esperándonos con una caja de Planetarium de Enric Rovira para regalárnosla mientras nos daba las gracias por todo lo vivido.
"Sólo os la podía regalar a vosotros, fans fervientes de Rovira"

Sabía lo que disfrutamos con sus chocolates y sus dulces y conocía nuestros gustos a la perfección. Sabía que por los cumpleaños tocaba Massini, que cada año ha ido haciéndose más pequeño por los que faltaban, y que cuando tenía que cenar en casa de alguien, la apuesta segura eran sus mousses de cava y de naranja. Sabía que si yo estaba indecisa a la hora de tomar algo, lo que tenía que servirme era un chocolate caliente con melindros para acompañar y que si tenía a un enfermo, tenía que llevar sus bombones.
Y yo no tenía que decirle nada más.

Hoy he hecho mi última compra: mousses de todos los sabores que había.
"De quines us posso?"
"De les que vulguis, no dubtem a aquestes altures del teu gust" le contestó mi hermano.

Y ya está, una última firma, un último abrazo recordando todos los momentos, que no son pocos, y se acabó.

Siento compasión por aquellos que ya nunca podréis probar nada de la Algueró, pues esos dulces te hacían sonreir aunque fuera un instante mientras decías: "¿Puedo coger un poco más?"



Hasta siempre y gracias por endulzarnos la vida.

No hay comentarios: